paseo nocturno

Respiré profundo cuando noté como me mordía y en un rápido movimiento me aparté, dejándolo a él contra la pared.
Aunque en ese momento la opción más inteligente era huír no lo hice.
-Me convirtieron a los 16-le dije-Si es eso lo que querías saber.
Me quedé unos segundos mirándolo, sin alejarme ni acercarme. Manteniendo la escasa distancia que nos separaba.
-¿Me dejas probar algo?-le pregunté con un susurro mientras le miraba a los ojos.

Vi como cerraba los ojos y entreabrí mis labios, dibujando una sonrisa torcida.
Acerqué mi nariz a su cuello y me dediqué a oler su piel.
Se suponía que me tendría que repugnar ese olor, pero no. Al contrario, me gustaba, me... me atraía.
Levanté la cabeza y le miré, aunque él seguía con los ojos cerrados.
Me acerqué, ignorando los gritos que mi cabeza me daba y le mordí el labio inferior, suavemente.

"¡Para!" "¡Lárgate de aquí!"
No había forma de entrar en razón y es que en el fondo no quería hacerlo y lo sabía.
Me quedé unos instantes quieta, mirándole y relamiendome en lo que había hecho.
Entonces el chico me acercó a él y yo le sostuve la mirada. Después me besó.
"Estúpida, sal de ahí. Corre ahora que puedes"
Nada, no hice nada. Me dediqué a seguirle el beso, lentamente.

Me separé de él. ¿Qué estábamos haciendo? ¿Qué...?
Me quedé mirándolo un rato mientras intentaba ordenar mis pensamientos.
Seguía con sus manos en mi espalda, manteniendo una distancia escasa entre nosotros, pero una distancia al fin y al cabo.
Me mordí el labio superior y cerré los ojos mientras llevaba mis labios a su cuello y lo besaba.

Sonreí cuando escuché el gruñido que salía de sus labios y al notar su vello erizándose.
Acaricie sus brazos y seguí besando su cuello mientras notaba sus manos en mi cuerpo.
Respiré el aroma de su piel que, en un primer momento no me había gustado y que ahora se podría decir que... que me fascinaba. Podría ser que me estuviera volviendo loca, pero no me importaba.

Mi espalda chocó contra la pared y me mordí el labio inferior al notar sus labios sobre mi piel.
Levanté mis manos y acaricié su nuca mientras le mordía la oreja suavemente.
Cerré los ojos y me dejé llevar. Mi razón también había eloquecido y ya no decía nada.

Entonces ocurrió. Desperté, volví a la realidad y me aparté de él.
-¿Se puede saber qué estás haciendo?-le pregunté de forma brusca mientras le asesinaba con la mirada.

Yo seguía contra la pared, tenía que salir de ahí por lo que le empujé con todas mis fuerzas, haciendo que retrocediera y y pudiera salir.
Le paralicé (metafóricamente) con la mirada y abrí mi boca, dejando que mis colmillos se vieran, como siempre que estaba enfadada.
-Pues sí, por desgracia soy una vampiresa-le dije
Estaba segura que si siguiera siendo humana estaría llorando o haciendo lo posible para contener las lágrimas, pero no lo era.
-Y debí imaginarme que un chucho siempre es un chuco.

Se iba a ir, no quería ¿ o sí? No lo sabía estaba confusa, pero no iba a dejar que el lo notara.
-¿Es una amenza?-le pregunté más que nada por alargar un poco más su estancia-¡No me hagas reír! ¿De verdad piensas que puedes hacerme algo?

-¡Estúpido perro!-exclamé cuando me tiró al suelo y se puso encima mío.
Noté sus manos apretando mis brazos, estábamos cerca. Muy cerca y reconozco que tuve que hacer un esfuerzo por no besarle de nuevo.
Me revolví intentando zafarme de sus manos.
-¡Y a mí qué la escuela!

Estuve unos instantes en el suelo, pero inmediatamente me puse de pie y lo miré fijamente.
¿Qué me pasaba? Necesitaba provocarlo, porque... porque si no lo hacía seguramente se marcharía y no quería eso.
-¿Que ocurre lobito? ¿Ladras mucho pero muerdes poco?-le dije pasando la lengua por mis colmillos.

Su mirada me dolió demasiado. Podía aguantar que me gritase, que me mirara y tratara como hacía unos minutos, pero no que lo hicera así.
-¿Quieres que te ataque?-le dije acercándome a él y abriendo la boca.
Dejé que mis labios y mis dientes rozaran su cuello, sin hacerle daño.