paseo nocturno

Era de noche, los alumnos estaban ya dormidos, por lo que decidí ir a dar una vuelta.
Silencio, eso era todo lo que se oía. Eso y mis pasos por el suelo.
No hacía ruido, estaba claro. Apenas rozaba la alfombra que cubría el largo pasillo, más bien parecía que mis pies levitaban.

Me paré en seco al notar a alguien. Un olor a chucho inundó el ambiente y no pude hacer nada más que mirar en dirección al foco de aquel olor.
Estaba oscuro, sí, pero mis ojos se ajustaban a la oscuridad con mucha faciliad.
Me quedé quieta, esperando un movimiento por su parte. No me gustaría pelear en la escuela, pero lo haría si fuera necesario.

Apreté mis manos cuando escuché que se acercaba y abrí ligeramente la boca, dejando que se vieran mis colmillos.
Me quedé mirándolo, intentando adivinar qué quería o qué haría.
Puse mis ojos sobre los suyos. Sacudí la cabeza cuando me descubrí buceando en ellos. Curiosidad, simple y llana curiosidad. Eso fue lo que me dije a mí misma.

Había sido un acto reflejo. Pocas veces mostraba mis colmillos, era algo que no me gustaba hacer, pero no sé por qué lo hice. Seguramente porque él ya sabía de antemano qué era yo.
-¿Acaso te importa lo que yo haga o deje de hacer?-le pregunté con el mismo tono de voz que él había utilizado.

Sonreí débilmente cuando vi que levantaba una ceja, pero esa mueca se borró al escuchar sus palabras.
Me acerqué a él, tanto que su olor me inundó. Al contrario de lo que creía, no me resultó demasiado deagradable, más bien al contrario.
Alcé una mano y la puse en el hombro del chico, mientras con la otra hacía un gesto.
-Pues ya puedes pasar-le contesté preguntándome si era eso lo que quería.

Sostuve su mirada, intentando averiguar algo sobre el chico o simplemente por la sensación que tenía al hacerlo.
-¿Te ha comido la lengua el gato?-le pregunté después de tragar saliva mientras apoyaba mi espalda en la pared y seguía mirándolo.

No le quité la vista de encima, menos cuando se acercó a mí, dejándome casi acorralada.
Cualquier vampiro se habría sentido amenazado, habría mostrado sus colmillos e incluso se habría enzarzado en una pelea.
Quizás él tuviera ganas de eso, de pelear, pero en ese momento no me moví ni un centímetro, pero puse todos mis sentidos al límite, por si él hacía cualquier movimiento brusco.

Hice un gesto cuando se acercó a mí.
"¿Qué hace?" me pregunté intentando anteponerme a sus pasos, aunque no podía. "¿Por qué no te apartas? ¡Atácale! Es un lobucho, nada más"
Entonces él se aparta y hace ademán de irse. "No..."
Sacudí la cabeza y chasqueé la lengua.
-Mi nombre es Amara-le contesté-y supongo que lo mismo digo.
Había algo en ese chico que hacía que dejara de actuar con prudencia, pero en ese momento no me importaba. Sabía que podría atacarme en cualquier momento y quizás eso era lo que me atraía o simplemente era él. No lo sabía, pero tenía que descubrirlo, quería descubrirlo.

El chico extendió la mano. Me quedé observándolo y ladeé la cabeza.
"¿Qué se proponía?" No lo sabía. Mi sentido común me decía que me fuera, que saliera ahora mismo de ahí para evitar algún tipo de enfrentamiento, pero no lo hice. No me fui, al contrario.
Estreché su mano, suavemente. Más que un apretón parecía una caricía, pero no me importó demasiado.
-Lo...lo mismo digo, Isaac-contesté.

Me mordí el labio inferior cuando noté su contacto y le sonreí.
Seguía desconfiando de él, pero por alguna razón no podía irme.
"Es más fuerte que tú" pensé, pero no había forma de que mi conciencia lograra hacerse escuchar.
Escuché lo que dije e inconscientemente olí el cuello de mi sueter.
¿Hedor a vampiro? Alcé una ceja ante su comentario y sacudí la cabeza.
-¿Quieres tapar la peste que desprende tu piel?-le pregunté mirándolo desafiante, intentando esconder que ese comentario me había hecho daño.

"Atácale" "Muerdele" "No puedes dejar que te haga vulnerable"
Mis sentidos se hicieron más agudos, pero no hice nada. Me limité a sonreír, sobre todo al escuchar su por favor.
-Rosas Blancas-le dije-Me encantan desde... desde siempre.

Sonrío al ver lo que hacía.
"Amara, es un chucho ¿de que te ríes?"
Sacudo la cabeza y le miro.
-Gracias
Quise preguntarle algo sobre él, quería saber algo más, pero no lo hice. Me limité a jugar con mi sueter.

Acercó su cuerpo al mío y el poco sentido común que tenía me gritó que saliera de ahí, pero mi cuerpo no reaccionó. Se quedó aguantando la escasa distancia que nos separaba.
Noté como su voz me acariciaba y me mordí el labio inferior.
"¿Qué me pasa? ¿Qué..?"
-Gracias-le volví a decir en apenas un susurro.