Primera noche {Isaac Lawry}

Esperé a que se hiciese de noche para salir del internado, era mi primer día en aquel lugar por lo que no conocía a nadie y aunque aquello nunca allá sido un problema para mí, me sentía una ilusa antisocial. Salí hacia los terrenos para admirar la hermosa luna que brillaba en el cielo, estaba casi completa, casi llena y el cielo totalmente despejado hacía resaltar cada una de aquellas constelaciones que resaltaban en el profundo azul que se expandía sobre mi cabeza.

Estaba ahí, en medio de un lugar donde no conocía a nadie más que a mí, rodeada por humanos que me pedían a gritos que probara su sangre pero en vez de eso debía controlarme. Me mordí el labio inferior mientras perdía mi mirada en el horizonte …

Giré con brusquedad al verme impactada por un cuerpo y un aroma desagradable, su sangre no cantaba para mí por lo que definitivamente no era humano. – Si – dije secamente mientras clavé mi mirada en la suya de forma severa. Lo miré de arriba abajo analizándolo, no sabía exactamente lo que era pero no me daba mucha seguridad aunque era bastante lindo.

- Ten mas cuidad, bueno? – dije de forma más tranquila, con actitud amigable. No debía ser una antisocial, era lo primero que me había prometido por lo que estiré una de mis frías manos con una linda sonrisa pintada en mi rostro- Soy Georgina – me presenté de forma educada y elegante.

El contraste de temperaturas me incomodó, fue como un golpe desmedido de electricidad que casi había sacado chispa al estrechar nuestras manos. Debía ignorar todo aquello, les había promedito a mis tutores que no los dejaría mal, aunque ellos me habían ocultado el importante detalle de que no había solo vampiros en este lugar.

- El gusto es mío – contesté por simple protocolo, ya que era un ‘gusto’ conocer a un… ¿Qué era? Yo era bastante inexperta en eso de los seres y criaturas, sabía lo que yo era pero no lo que los demás eran, aunque un extraño olor y alta temperatura solo significaba una cosa; Licántropo. - ¿Qué hacías por aquí? – pregunté sencillamente para que el silencio no acabara con la situación.

Si hubiese sido un vampiro, todo hubiese sido diferente para mí, era educado y muy guapo, pero no todo podía ser así de perfecto, siempre había un pero en la oración.

- Nada – dije con una sonrisa- Hoy he llegado y no tengo mucho que hacer. – le confesé sinceramente– Por suerte para mí ha llegado alguien a … entretenerme – mi sonrisa se amplió ante mis últimas palabras. Se me ocurrían miles de formas de gastar el tiempo a su lado, desde cosas que estaban prohibidas en lugar hasta lo más básico. – Si es que no te molesta gastar tu paseo a mi lado – agregué de forma cortes

Me sentí más cómoda a su lado, no tenía nada que temer a su lado ya que un inocente lobito contra una gran vampiresa, no había duda de quién ganaría aquella batalla.

- Podríamos dar un paseo por aquí, mientras me cuentas más de ti – dije dando un paso hacia delante esperando que me siguiera mientras lo miré de reojo otorgandole una hermosa sonrisa.

Todo estaba saliendo bastante bien, no había atacado a ningún humano ni otra criatura del instituto. Aunque solo llevaba unas horas en el lugar, por lo que no debía dar por hecho el triunfo ante aquello.

Comenzamos a caminar distraídamente por el jardín, mientras la luna iluminaba todo a nuestro paso, lo miraba de vez en cuando porque nunca perdía el contacto de mi víctima, aunque él no lo fuese… por el momento.

- Algo como… cuántos años tienes, de donde eres, desde cuando eres ‘así’, lo que gustes contarme – me limité a responder con sencillez mientras observaba los alrededores del lugar por donde avanzábamos.

Lo miré asombrada, era 'así' hace bastante tiempo a diferencia de mi. Tal vez tenía bastante control de si mismo y las características de su especie.

- Yo tengo 22 años, pero represento 17... saca tú las conclusiones - le guiñé un ojo, esperando que entendiese desde cuando era así. - Soy de francia, creo y vine aquí porque mis tutores me enviaron y yo soy bastante obediente - dije con voz inocente que no resultaba para nada real.

Di un pequeño suspiro, no tenía nada más que contar de mi vida y de lo poco y nada que recordaba sobre ella. Seguimos caminando como distraídamente sin saber exactamente hacia donde nos dirigíamos, esperaba que el supiese...

Asentí suavemente ante su pregunta, no tenía nada de malo conversar tranquilamente con un chico aunque fuese lobuno, o no?...

- Si, claro - dije mientras me senté en el lugar donde él había indicado. No sabía por qué estaba tan tranquila en esos momentos, podía ser porque no tenía sed ni hambre o porque ese chico era bastante tranquilo que me transmitía aquello.

- ¿Venias hacia acá cuando te encontré, cierto? - todo su semblante me demostraba aquello, podía leer en sus expresiones que se sentía más cómodo en un lugar oscuro, donde la madre luna no pudiese proyectar su luz en él.

Reí suavemente, me parecía bastante mas que nada divertido el hecho de que aquellos pequeños se convirtiesen en adorable lobitos. Me había encontrado con bastante pero en fase, ninguno en estado natural como el que se encontraba a mi lado y era bastante interesante aunque me molestase aceptarlo.

- Ya veo... - me limité a responder simplemente, no sabía que más decir al respecto. - Comienzo a aburrirme... ¿se te ocurre algo que hacer? - le pregunté mientras lo miraba de forma curiosa y traviesa.

Una idea pasó por mi mente como una estrella fugaz sin embargo aquello sobrepasaba todos mis límites, NO! era imposible pensar algo así con él, era un licántropo un insignificante lobito, ingenuo e iluso. Aunque bastante guapo e interesante...

- Mucha cosas pero no todas son posibles - dije sonriendo de forma traviesa, nunca había sido una vampiresa bastante 'seria' pero con un chico como este, de otra raza debía controlarme...

Alcé una ceja ante su pregunta tan lógica pero sonreí de medio lado ante su actitud al pronunciarla. Giré todo mi torso para mirarlo y me mordí el labio inferior de forma inocente evidentemente fingido. - Porque... no lose -dice con voz dulce- hay reglas que nos separan - intensifique mi mirada y me hundí en sus ojos- aunque las reglas son para romperlas, cierto? - pestañee más de lo normal y le otorgué una linda sonrisa sensual.

Cerré suavemente mis ojos ante sus palabras, fue una voz suave que superó a mi conciencia, aunque a diferencia de él, yo no tenía nada que perder. Los abrí rápidamente para observarlo al hablar.

- muy bien ... - susurré suavemente mientras sentía su lengua en mi oreja. - Espero que no tengas novia - dije de forma traviesa mientras me acercaba peligrosamente a él- aunque en realidad no me importa - agregué de forma maligna mientras posaba mi mano delicadamente en su rostro, caliente como el fuego.

Tomé su cabeza con una de mis manos, internando mis dedos por entremedio de sus cabellos mientras el beso se volvía más apasionado. Nuestras lenguas se mezclaban como con deseo, era un beso prohibido pero apetecido, con entusiasmo e intenso. Mordí levemente sus labios tirándolo hacia mí y luego seguí el beso de la misma manera.