llegando del oscuro del bosque s (LANDON)

Cargué a Nitti lo más lejos que pude y, al llegar al internado recuperé las fuerzas al estar más lejos del sol. La llevé a la enfermería, la recosté y solo sé que todo se puso negro y caí sobre algún lado.

Lo único que podía ver era luz de sol, muy fuerte y me derretía. Pero algo me despertó y volví a la realidad. Una cálida gota de sangre había caido a mis labios y empezaba a darme un poco de energía, a pesar de que no era tanto. Me relamí casi con desesperación y me paré de un solo movimiento, con un rugido en la garganta, mostrando los colmillos. CUando vi a Nitti arrodillada en el piso, casi con cara de terror, tomé aire muy fuerte y dejé de respirar. Me apoyé en la camilla y miré el piso, manteniendo la mirada lejos de ella.
- ¿Cómo estás?- Pregunté casi sin mover los labios, aun sin mirarla.

Levanté los brazos rápidamente para alejarla solo por su propia seguridad.
- Nitti, no... No te acerques.- Le dije aun sin respirar. - Puedo lastimarte...

Podría volverse más fuerte que yo si no lo controlaba rápido. Debía sacarme el sabor de los labios, de una forma u otra pero, hipócritamente, no podía evitrar relamerme.
Cerré los ojos y pensé en otra cosa, evitando que el aire alcanzara mi nariz o, incluso, mi boca.
Cuando los abrí, mi vista se dirigió a Nitti, que me observaba desde una silla: parecía más pequeña del miedo que me tenía. Yo debía tener los ojos negros de hambre, mis colmillos estaban desplegados y casi estaba, inconcientemente, en posición de caza, formando una garra con los dedos.
- Nitti.- DIje calmadamente.- ¿Podrías fijarte que no halla otro humano cerca, por favor?

- Está bien.- Respondí.- O sea que la única que está en peligro sos vos, que poco conveniente.- No quería asustarla, pero era la verdad. Y prefería mil veses que se fuera corriendo ya mismo a que se arriezgara. - Podés irte, Nitti, si querés. Sé que doy miedo...

- No, Nitti.- Le gruñí.- No voy a matarte, pero va a ser difícil si te portás como una tonta. Andate, no me va a pasar nada por tener sed.

-se que me comporto como una tonta, pero yo no me iré asta que tu calmes tu sed, are lo posible para que te calmes.- dije mientras salían y salían lagrimas por mis ojos

- ¡Nitti, no podés hacer nada!- Le grité con la boca tapada con las manos. Estaba muy nervio.- ¿Vos querés que te transforme ahora? - Dije sarcásticamente.

-No, no es que me trasformes ahora, necesitas ayuda Landon, y
esa ayuda ya llego, debes aprender a controlar tu sed.- Dije secándome las
lagrimas –yo No me iré asta que calmes la sed, que fue por mi culpa, yo te di a
beber de mi sangre, y bien lo admito y el error fue mío, tu me lo advertiste-
Dije con valor.

- No es que no pueda controlarlo, es que hace días no me alimento bien y tengo instintos, Nitti. - Me empezaba a distraer y mi sed se iba, calmandome un poco. Las manos se relajaron y mis colmillos se escondieron.

-Por lo mismo, si no te alimentas bien, no debes atacar a la
persona que según tu Quieres como hermana.- Sabia que si le hablaba así, el entendería
mejor que nunca. Landon, si tú me quieres como dices, vas a tomar posición de
descanso, volverán tus ojos a la normalidad, y tu volverás a la normalidad, tal
como estábamos en el bosque.

Pude respirar de nuevo y, de alguna forma, sus palabras me calmaron. Tomé aire, contradictoriamente a lo que debía hacer y, simplemente, pensé en otra cosa.
- No confíes, Nitti, todabía.- Le advertí con cuidado. - Todabía no te me acerques. - Hundí las uñas en el colchón de la cama y me mantube duro como una estatua.

Bien, no me acerco, pero vez, mis palabras te sirvieron de algo
o no?- pregunte, notaba como estaba mejor sus ojos volvían al color normal.

-No sé, puede ser.- Llevé mis manos al cuello y lo masajeé.- Ya me estaba calmando bastante antes...
Seguía temiendo perder el control en cualquier momento además, la sangre me había hecho crecer en fuerza solo por el instinto de cazar. Podría lastimarla sin querer.

Bueno, lo mejor es que estas bien y eso es bueno. –le guiñe un
ojo y le tire un beso ya que no me podría acercar a el

Me reí a pesar de todo, cosa que me hizo bajar la tención del cuerpo. Me senté en la cama y esperé bastante calmado. Temía un impulso de adrenalina o que algo me pusiera alerta.
- ¿Donde está mi gato?- Pregunte de pronto, alarmado. Lo había ignorado una vez que Nitti se había caido.

- No lo llames.- Le advertí aun sin moverme.- Te va a dar alergia. Además, tampoco quiero atacarlo y si me ve ahora, se le va a erizar el lomo y me va a temer para siempre.
Quería al gato, era un animal muy raro.