Encuentro de madrugada

Eran exactamente las cinco de la mañana, divagaba por el lugar buscando algo para perder el tiempo. Los días se hacían eternos cuando no duermes y más aun, cuando estas sola. Caminaba por los pasillos del internado, esperaba que amaneciese aunque aun faltaba bastante por lo que me quede apoyada en una pared, un rincón oscuro y bastante solitario en donde el silencio era atrayente y la mezcla de olores desagradable bastante escaso.

De nuevo caminaba por los pasillos, pero esta vez acompañado por mi gato, Chesired, el que había encontrado en el bosque de noche. Caminaba a mi lado, casi como si supiera que me gustaba s compañía. Los gatos no se portaban así... pero no importaba.
Giré por uno de los pasillos y me encontré con alguien. Era vampiro. Mi habilidad para reconocer cualquier raza me permitía darme cuenta.
- Hola.- Saludé de lejos, esperando que me viera.

Sonreí de medio lado cuando lo vi, era un vampiro de los pies a la cabeza por fin me había encontrado con uno y podría relacionarme con alguien de mi especie, no con todos aquellos lobitos con los que me había topado. - Hola - lo saludé de forma educada sin borrar la sonrisa que tenía pintaba en los labios.

Se acercaba con un pequeño animal felino que llamó mi atención.

Le sonreí de costado, mi típica sonrisa, y me acerqué a ella.
- Soy Landon.- Me presenté.
- Sos nueva, ¿No?

Asentí suavemente con la cabeza, lo miré de la cabeza a los pies y me sentí conforme con lo que mis ojos veían. - Un gusto Landon, soy Georgina - me presenté de forma educada con voz suave- Si, soy nueva - le respondí tranquilamente.

- Sos demaciado educada.- Le respondí con suavidad.- ¿Sos así todo el tiempo o solo con la gente que recién conocés?

Mi gato caminó entre mis piernas y miró a Georgina.

Sonreí de medio lado - La mayoría del tiempo soy bastante educada, a menos que me hagan salir de control -respondí con aires malignos en mi voz, debía comportarme bien lo había prometido. - ¿Es muy extraño? - le pregunté frunciendo levemente la frente. Había pasado bastante tiempo alejado de la sociedad y no sabía muy bien como comportarme.

- Está bien, decimelo a mí, que estube solo 50 años.- Le conté con naturalidad.- Cuantos años tenés vos? - apoyé un hombro en la pared.
No era raro que los vampiros fueramos tan antisociales con los demás. Al menos, eso pensaba yo.

Por lo menos me entendía por lo que no pasó a mi lista negra de gente posiblemente atacada - Veintidós - le respondí, llevaba solo cinco años como vampiresa y aun me costaba acostumbrarme a ello.

- ¿Te gusta ser así? - le pregunté con curiosidad evidente, tenía tantas preguntas y nadie quien me las respondiese que me atreví a lanzarme al abismo de Landon, tal vez lo aceptaría, tal vez no pero en estos momentos daba lo mismo aquello.

- A mí, sí. - Respondí con una sonrisa.- Pero solo soy yo. Tal vez sea solo por mi caracter. Soy muy egocentrista así que, sea lo que sea yo me voy a querer. - Sonreí mostrando todos los dientes, haciendo que pareciera falso a propósito. - ¿A vos no te gusta?

Di un pequeño suspiro, no siempre me mostraba de esa manera tan ... débil pero aveces uno tenía sus momentos, aun no siendo humano- No es eso, solo me gustaría saber cómo era antes de ser así - le respondí encogiéndome de hombros, eso era lo único que me molestaba de mi 'yo'. - Pero da igual... - sonreí de medio lado con una sonrisa torcida.

- ¿Por qué estas aquí ? Ya tienes más experiencia - le pregunté frunciendo levemente la frente.

- Es que estaba muy aburrido.- SOnreí al cielo.- ¿No recordás tu vida de mortal?

Me despeiné. Ese tic ya era muy usual en mí, pero era nuevo. El de los labios y la lengua era muy viejo y aun, despues de cinco décadas, se permanecía intacto.
Escuché ronronear a mi gato.

Me miré las uñas de forma aburrida, aunque no lo estaba totalmente sin embargo al verlo me había dado la impresión de ser un vampiro más interesante, más misterioso tal vez...
- No, nada no entiendo por qué -le respondí volviendo a fijar mi mirada en la suya. Siempre hablaba mirando a los ojos con una intensa y penetrante mirada que a los humanos y seres inferiores intimidaba, pero a un vampiro como él y como yo, no debía ser molesto ni en lo más mínimo o eso creía. - ¿tu si? - respondí restandole importancia a mis palabras mientras sacudía mi cabello delicadamente.